Tras la segunda reforma agraria, cuyo epítome fue una ceremonia en Sacsayhuamán llena de simbolismos y vacía de propuestas, que va pasando al olvido con el recuerdo de la fallida compra de úrea y un interminable conjunto de funcionarios públicos que no revolucionaron nada. Se hace necesario un nuevo impulso en el campo.
Ahora, en ausencia de subvenciones del USAID que “financiaban” puestos paraestatales y ONG que combaten con dureza a la agroindustria para justificar sabe Dios que; nuestro agro viene sufriendo los problemas de siempre ahondados por la inseguridad, extorsión y pronto – seguramente – el sicariato.
Las juntas y comisiones de regantes en los distintos valles se enfrentan muchas veces en luchas intestinas y en otras más serias como la desigual distribución del agua.(..)
Publicado el Sábado 8 de febrero del 2025 en el diario Perú 21.
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